lunes, 11 de abril de 2011

¸Quererse más a uno mismo

La autoestima es fundamental en la
conquista del éxito. Si a usted no le gusta
su forma de ser, ¿cómo va a conseguir
gustar a los demás? No sirve cubrirse de
oro ni vestir bien si el nivel de autoestima
es bajo. El problema está en la forma en
que nos educaron, que nos lleva a no
querernos. Nuestra estructura nos hace
demasiado críticos.
En una investigación realizada con
niños de tres y cuatro años, en Estados
Unidos, los científicos colocaron
micrófonos tras sus orejas y grabaron lo
que oyeron durante 24 horas. A partir de
los datos obtenidos se concluyó que a un
niño, desde que nace hasta que cumple
los ocho años, se le dice aproximadamente 100.000 veces que no: «¡No hagas esto!», «¡No hagas
aquello!», «¡No pongas la mano ahí!», «¡No rayes eso!», «¡No, no y no!». Los científicos observaron
también que por cada elogio, los niños recibían nueve reprimendas.
¿Qué sucede entonces con nuestro
cerebro ante tantas negativas? Va generando
limitaciones con el fin de que podamos sentirnos
aceptados por nuestros padres y las demás
personas. Y así el genio que hay en cada niño va
desapareciendo. Este hecho se perpetúa a lo largo
de las generaciones, y la propia raza humana no
se desarrolla tanto como podría hacerlo.
Todos los niños podrían ser superdotados
si se los estimulara para ello. Lo mejor de esto es
que se puede hacer no sólo en la infancia sino en
cualquier momento de la vida, mientras se
conozca la estrategia adecuada. Su trayectoria
puede cambiar de un modo positivo, de camino
hacia el éxito y el pleno uso de su potencialidad, a
partir de hoy.
Antes de continuar con la lectura, relájese un
instante. Respire. Piense en usted. Procure
responder con la mayor sinceridad: ¿Cómo son
sus relaciones con los demás? Nadie puede
hacerle sentirse inferior sin su consentimiento.
Nadie puede entrar en su piel para hacerle infeliz.
Eso depende de usted. Si alguien le hace sentirse
inferior o infeliz es porque usted deja que lo haga,
se lo permite: sus sentimientos son suyos, y es
usted quien decide lo que quiere sentir.
Dr. Lair Ribeiro

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